sábado, 1 de abril de 2017

PLANTA DE LA SEMANA: Surfinia (Petunia 'Surfinia')


¿A quién no le gustaría tener unas flores de muy fácil mantenimiento y muy resistentes en su balcón? Si tú también andas buscando una planta con estas características, hoy voy a enseñarte las Surfinias. Unas preciosas plantas que atraerán las miradas de todo
aquel que pase por delante de hogar.

Perteneciente a la familia de las Solanaceae, es un hibrido de la Petunia, recibe de ahí el nombre común de Petunia colgante.
Una de las diferencias entre Petunias y Surfinias: las Surfinias al ser híbrido de las Petunias, sus estambres son estériles y no dan semillas para poder replantar (como sí sucede con las Petunias). Sin embargo, las Surfinias se pueden multiplicar a través de esquejes aunque no es la mejor forma de reproducción de las plantas.
Curiosamente, Petunias y Surfinias aguantan el frío (siempre que sea moderado) y, resguardadas de él y con los cuidados necesarios, pueden durar de un año para otro. No es lo común y además tiene un inconveniente: las plantas viejas florecen peor.



Otra de las diferencias entre Petunias y Surfinias son las flores: aunque ambas comparten esa forma acampanada tan peculiar de esta especie, en el caso de las Surfinias siempre tienen muchas más flores (aunque son algo más pequeñas que las de las Petunias). Y, por último, la diferencia más visible también relacionada con sus flores: en el caso de las Surfinias, su naturaleza las hace más frondosas tanto en hojas como en flores. Y, precisamente por su forma natural, las Surfinias son llamadas en ocasiones “Petunias colgantes”. La Petunia, sin embargo, solo crece y poco en vertical. Es más una planta que no alcanza nunca la espectacularidad floral de las Surfinias (por razones obvias: es un único tallo mientras que las Surfinias tienen muchos más). Un motivo por el que las Petunias son más económicas que las Surfinias pero mucho menos llamativas.
En lo que no se diferencian es en el colorido de sus flores que, es además, una de sus grandes ventajas: su amplio abanico de tonalidades (que oscilan del blanco más radiante al rojo más intenso, pasando por toda la gama de azules y violetas imaginables) facilitan un juego de color acorde con cualquier decoración.




En cuanto a su cuidado hay que controlar el abuso del riego, ya que da lugar al amarilleo, además de favorecer el desarrollo de hongos.
Tras la primera floración se puede podar la Surfinia a la mitad y volverá a florecer. Es conveniente eliminar las flores marchitas a menudo.